jueves, 3 de mayo de 2007

Vida privada

Sus ojos volvían a reflejar angustia.

Ana se inclinó hacia delante y le rozó la manga, como tranquilizándolo.

- Gracias -dijo-, sabía que querías decirlo. Y no hay nada que temer. Nuestras vidas privadas no pertenecen al rey.

- Habláis como una buena Mendoza -dijo Vélez, pero no parecía totalmente tranquilo-. Y esperemos que no tengáis que poner e prueba vuestra teoría de las vidas privadas.

- No hay modo de ponerla a prueba -dijo ella divertida-. La vida privada no se somete a pruebas públicas.

- Querida, querida Ana. ¿Tengo que empezar a rezar por vos? ¡Santa inocencia!....



Esa Dama / Kate o'Brien

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