- ¿Piénsalo bien...! Los colmillos del león, el griterío de la brutal muchedumbre, la mirada plebeya fija en tu agonía de muerte y en tus miembros despedazados, tu nombre degradado, tu cadáver sin enterrar, la vergüenza que pretendes evitar ineludiblemente ligada a ti por siempre.
- ¡Deliras...! Tú eres el loco.
La vergüenza no es el resultado de la pérdida de la estima ajena, sino de la que nos debemos a nosotros mismos.Los últimos días de Pompeya / E.G. Bulwer-Lytton
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