Cuando Amjrus la vio pasar indiferente pensó en regresar al burdel esa noche, y que por lo pronto ya era hora de ir al hammam.* Pero cuando Mohamed la vio corriendo pensó que no tardaría mucho en conseguir que fuera su esposa, y entonces correría haciaél, tal vez para llevarle sus alimentos. Estaba seguro de que extendiéndole a Fatma los tapetes del matrimonio la sacaba de una situación en la que ella se sentía incómoda. Prefería creer, como otros antes, que al incluir a una mujer en sus propios proyectos la estaba salvando de algún peligro extremo y que, por lo tanto, ella le debía para siempre la vida: todos los rincones de su vida. Así Mohamed podía estar convencido de que Fatma tenía con él una deuda mayor, una de esas que nunca se liquidan.
(* hamman = Baño público)
Los nombres del Aire - Alberto Ruy Sánchez
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