martes, 21 de agosto de 2007

Del Pueblo - 1

Deberían saberlo: un señor y un soberano no detesta a nadie ni ve diferencias entre los pueblos, pero el odio es una potente palanca entre sus manos, más potente que las armas, porque sin odio los brazos no tienen fuerza para levantar las armas.



Sinuhé, el Egipcio / Mika Waltari

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